La travesía del señor Mok

25 de abril 2023
6 minutos

Yolanda Rodriguez Barreto

Niromld Kittin  Gonzales

Escuela de Medios sin comillas

2023

Ciudad Bolívar

De acuerdo con las estadísticas de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), el flujo de migración proveniente de Venezuela aumentó a más de dos millones cuatrocientas mil personas en territorio Colombiano a enero de 2023. Así mismo, la presencia de personas migrantes de América Latina y el Caribe llegó a un aproximado de 6 millones y a más de 7 millones  alrededor del mundo.

Según cifras del DANE, a corte de 2022, en la capital del país, habitaban aproximadamente 534 mil personas, haciendo de Bogotá, uno de los principales destinos de acogida y de búsqueda de oportunidades laborales. Además de los aspectos fundamentales, como la necesidad de atención humanitaria y de protección internacional, las características de esta situación migratoria han sido, desde sus primeras movilizaciones, de carácter laboral. 

Tres días duró el viaje que tuvo que hacer Emerson Jesus Mok Mendoza hasta llegar a Colombia. La travesía, como él le dice, comenzó en el año 2019 cuando salió de su casa en el este Venezolano, exactamente en el barrio La Sabanita, junto a su esposa, dejando a sus dos hijos,  Jesael de cuatro años y  Susej de dos  años, a cargo de su madre.

Pues la verdad fue duro, ¿sabes? Fue duro dejar a mis hijos, pues los dejamos con la abuela y con mi madre. No nos queríamos ir, salir ni de la casa, ¿Sí me entiendes? ya cuando llegamos acá, pues sí fue como una historia, o sea, cómo te explico...

Tuvieron que apartar sus pasajes de bus con casi veinte días previos del viaje hacia el estado de Táchira, en la frontera con Colombia, ya que eran bastante escasos. 

A lo largo del camino los acompañó la tristeza de dejar su vida entera en Venezuela, pero también la esperanza, pues al final estaban huyendo de su situación económica, la falta de alimentos, los apagones de luz y la inseguridad. Era tan difícil la situación que para el viaje empacaron la comida desde casa. Su presupuesto no era más que un millón ochocientos mil pesos, y para reunirlo se habían demorado meses vendiendo comida típica en Venezuela, pidiendo préstamos a algunos amigos cercanos y revendiendo algunos objetos personales. 

Cuando llegaron a Táchira, después de 18 horas de camino, tuvieron que tomar otro bus para llegar a San Antonio, a unos 70 KM aproximadamente. El riesgo de que pudieran devolverlos era grande, por lo que el temor de perder el viaje obligó al señor Mok, como le dicen sus conocidos, y a su esposa a acudir a los llamados coyotes, quienes por veinte dólares por persona, algo así como 160 mil pesos colombianos, les ayudaron a pasar la frontera. 

Sí, bueno, qué te puedo contar de esa travesía. Pues, fue una travesía grande, por lo menos … de Venezuela, de la ciudad donde vivía a la frontera, es un viaje de 14 horas, ¿sí?, pues un poco de miedo al pasar por la frontera por lo que primera vez que lo hacía y pues el miedo a los funcionarios policiales.

Al tercer día se encontraron con las autoridades colombianas, quienes durante el chequeo rutinario les solicitaron la Tarjeta de Movilidad Fronteriza TMF, más conocida como carné fronterizo. También les preguntaron por el motivo de la visita, a lo cual la pareja respondió que venía a Colombia por solo 10 días a conseguir insumos para un negocio, pasado ese tiempo volverían con sus dos hijos pequeños. Con esta explicación pudieron entrar al país, y ahora solo doce horas los separaba de Cúcuta a Bogotá. 

Una vez llegaron a la capital se dirigieron a la casa de una de las primas de Emerson al sur de la ciudad, en la Localidad de Bosa, exactamente en el barrio la Libertad, un sector popular lleno de oferta comercial y negocios, tiendas y ventas informales. Allí descansaría un poco, ya que después de algunos días tendría su primera oportunidad laboral en una plaza de mercado del sector. El trabajo se lo consiguieron sus familiares, le pagaban diariamente 30 mil pesos y era algo temporal. Cuando cumplió su tiempo allí, logró engancharse en otra plaza de mercado, pero esta vez a dos horas de ida y dos de vuelta en transporte público.

Las condiciones laborales desde el principio fueron bastante difíciles, Emerson tuvo que acceder a empleos informales que le generaban menos dinero del que necesitaba para sobrevivir y sostener a su familia, por eso tomó la decisión de invertir en un carrito de comidas rápidas junto con su prima. Aunque al principio parecía una posibilidad de mejores ingresos, después de un tiempo Emerson se dio cuenta de que seguían sin ser suficientes, pues mensualmente recibía un aproximado de 400 mil pesos que debía dividir con su prima.

Esta razón lo llevó a transitar entre los trueques y una variedad de labores y oficios dónde usualmente tenía que aceptar una retribución económica injusta. Por eso, al cabo de tres meses, seguía sin tener dinero suficiente para sostenerse en la casa que compartía con cinco personas más.

Con la ilusión de reencontrarse con Jesael y  Susej, sus hijos, Emerson comenzó a trabajar como aprendiz en reparación de celulares con el esposo de una de sus primas, quien le dio la oportunidad de aprender y poner en práctica este oficio con el que se mantiene hasta el día de hoy. 

Foto: Emerson Mok en su local de reparación de celulares.
Creería yo, que los derechos son los mismos derechos que tiene toda persona, ¿no? porque el que yo sea una persona migrante… ¿por qué no voy a tener los derechos que tienen, por lo menos ustedes, los colombianos?

La informalidad laboral ha evitado que el señor Mok y su familia accedan a servicios básicos de atención en salud. Cuando se resfrían o sienten algún malestar, la única solución es ir a la droguería del barrio. Si la situación es más grave acuden a los policlínicos y consultorios de salud que aunque son confiables, resultan ser muy costosos, pues las consultas en ocasiones tienen un costo entre 40 mil y 70 mil pesos, sin incluir los medicamentos o fórmulas.

Y aunque este escenario laboral es el más inestable, es al que la mayoría de migrantes ha podido acceder, pues la falta documentación o no estar regularizados no es un obstáculo para desempeñarse en trabajos informales. Aún así la regularización es esencial para obtener, desde un chip o SIM card de operador móvil hasta el acceso al sistema de salud nacional. 

Este artículo fue posible gracias al apoyo del pueblo de los Estados Unidos a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido de este artículo es responsabilidad de Pact, Internews y la Escuela de Medios sin comillas y no necesariamente refleja el punto de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

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