Por:
Laura Gómez Cubillos
Yeidel González Rozo
Heidy Sosa Beltran
Nicol Ortiz Simbaqueva
Mariana Fonseca Ruiz
Juan Camilo Gómez Cubillos
Samara Molina Prada
Denys Torres López
Escuela de Medios sin comillas
2022
Vereda El Destino, Usme.
En el kilómetro siete vía San Juan de Sumapaz, donde los cultivos de arveja y papa son el paisaje, está ubicado el colegio El Destino, al que asisten más de 500 estudiantes, en su mayoría del área rural de Usme, Ciudad Bolívar y el municipio de Chipaque, y algunos/as jóvenes del sector urbano.
Como en otros colegios públicos de la ciudad, los y las estudiantes tienen uniformes asignados para asistir a sus clases. En el caso de El Destino hay dos uniformes principales: la sudadera y el uniforme de diario. Sin embargo, debido al énfasis del colegio, algunos estudiantes que se vinculan a actividades agropecuarias y pecuarias deben vestir un overol con botas negras o azules oscuras; y estudiantes de décimo y once que eligen especializarse en manipulación de alimentos llevan bata y botas blancas. En promedio el uniforme básico completo cuesta alrededor de los 500 mil pesos.
El uso del uniforme, según Hermes Reina, rector de la institución, busca evitar la segregación y evitar la discriminación porque cuando hay un uniforme no hay la posibilidad de que el que tiene más dinero compre una pinta de marca y el que tenga menos dinero compre una pinta que no tiene marca. A pesar de ello, este año las estudiantes de once han ampliado el debate. Para ellas los uniformes, especialmente la falda, sí las segrega de actividades y de ocupar espacios en el colegio.
Hace cuatro años nació el grupo de investigación Ni princesas ni guerreros, iguales nos reconocemos liderado desde el 2021 por Andrea Suavita, docente de Español y literatura, con el objetivo de que los y las estudiantes construyan proyectos de vida en los que las relaciones interpersonales estén basadas en la igualdad de género.
Este año estudiantes de este grupo tuvieron la iniciativa de regalar un pantalón para un compañero que está en tránsito de género y compartieron la idea con la profesora, quien recuerda que a esto se sumó la reflexión de cuáles eran las consecuencias en la escuela para las mujeres de no poder usar pantalón en vez de falda.
Entre las situaciones más problemáticas que el grupo identificó asociadas al uso de la falda están la incomodidad, particularmente en los días que menstrúan; la dificultad para ocupar determinados espacios del colegio, como por ejemplo, los espacios de juego; y el acoso. No soy la única que ha sentido que cuando va caminando, en el paradero o en cualquier lugar, se siente ese acoso y esas miradas súper feas, relata Gisella, estudiante de grado once.
Fue así como un grupo de seis estudiantes de once decidieron llevar esta investigación más lejos, y se propusieron plantear a las directivas del colegio la propuesta de incluir el pantalón en el uniforme asignado para las niñas. Su objetivo era que las estudiantes pudieran elegir. Buscábamos la comodidad de las estudiantes…. Cuando tenemos la menstruación, que los cólicos, que el frío. Cuando queremos jugar alguna cosa, fútbol o voleibol, la falda nos impedía movilizarnos, cuenta Mariana, personera del colegio e integrante de la iniciativa.
Durante el proceso de formular la iniciativa nos veíamos en el descanso y en el descanso hablábamos todas y proponíamos ideas de qué se podía hacer, cuenta Suavita. Así, decidieron realizar encuestas y entrevistas a la comunidad educativa, pasaron salón por salón y de allí resultó que 122 compañeras de 159, aseguraron querer usar el pantalón además de la falda en su uniforme.
Si bien esta no es la primera vez que una propuesta de este estilo se presenta a la institución, sí es la primera vez que proviene de una iniciativa estudiantil. Diana Beltrán, madre de familia, recuerda que hace unos años se hizo el ensayo (...) pero pues era con jean y pues no había funcionado. Ahí fue cuando decidieron que las niñas utilizaran las medias cachemir. No iban a sentir igual de frío y lo más lógico era que sobre esas medias utilizaran un bicicletero, una pantaloneta o algo, para que se vieran un poquito más protegidas.
Según la encuesta realizada por las estudiantes en la entrega de boletines, el 53.43% de los padres y madres encuestadas no están de acuerdo con la propuesta, mientras que el 46.56% si lo está.
Las posturas parecen estar divididas, pues las y los docentes que respaldan la propuesta de la modificación del uniforme facilitaron lecturas, inspiración de casos exitosos en otros colegios, charlas sobre los roles y espacios históricamente asignados a mujeres y hombres con el fin de ampliar la perspectiva de las estudiantes.
Mientras que quienes se oponen a la iniciativa impidieron que las estudiantes realizaran las encuestas sobre el pantalón en sus salones. Ni siquiera nos dejaban pegar las cosas sobre la falda, como el profesor de física, o nos quitaban algunos afiches, cuenta Mariana, estudiante que impulsa la propuesta.
Aun así, actualmente, el colegio enfrenta un reto importante en materia de sensibilización y aplicación del Protocolo de atención para situaciones de hostigamiento y discriminación por orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas, que va más allá de la discusión sobre el uso del uniforme.
A partir de un presunto caso de discriminación hacia un estudiante al que le fue negado el ingreso a clase porque asistió usando falda en vez de pantalón, un grupo de estudiantes de diferentes cursos decidieron protestar el cinco de octubre.
Por medio de expresiones artísticas y culturales la manifestación tuvo como objetivo exigir a la comunidad educativa respeto hacia la decisión de vestimenta de cada estudiante y a la libertad de tomar decisiones sobre su orientación sexual, identidad y expresión de género.
Sobre cómo se organizó la protesta, Juan Camilo, estudiante de noveno cuenta: todo lo hicimos de manera virtual, por Whatsapp. Nos escribíamos, éramos como 12 personas de décimo, noveno, once y octavo. El grupo era como para intentar poner un día en el cual a nadie le afectará académicamente [la protesta].
Entre las personas del grupo se intercambiaron sus uniformes, la idea era que los chicos se vinieran en falda y las chicas en pantalón, agrega. Aquellos estudiantes que no quisieron usar falda, apoyaron la manifestación maquillándose con delineados en los ojos y banderas LGBT en el rostro, también gritando arengas como Mi cuerpo, mis decisiones con las que pedían respetar la autonomía sobre sus cuerpos.
Esta movilización fue un paso importante para que muchos estudiantes hablaran por primera vez sobre el uniforme y los estereotipos de género, asegura, Juan Camilo. Asimismo provocó que, a petición del área de orientación del colegio, la Oficina de Convivencia, estancia de la Secretaría de Educación, interviniera por medio de una mesa técnica el 8 de octubre.
La mesa técnica contó con la participación de Inspección y vigilancia, dependencia de la Secretaría de Educación, la Secretaría de Gobierno, sector LGBTIQ+ de la Secretaría Distrital de Integración Social, y por parte del colegio el área de orientación, el rector y la personera. El objetivo fue brindar un seguimiento y generar acciones de prevención para que esto [casos de discriminación] no se vuelva a repetir, cuenta Jessica Mujica, funcionaria de la Oficina de Convivencia Escolar.
Entre las acciones que se adelantarán en lo que queda del año y el próximo están:
La propuesta de las estudiantes de once coincide con un proceso de actualización de manuales de convivencia que se está adelantando a nivel distrital, cuyo objetivo es incluir en los manuales el enfoque de derechos humanos y de género.
Estamos apuntándole a que dentro de los manuales de convivencia no haya uniforme para niños y uniforme para niñas, sino poder identificar que hay un uniforme de diario uno, un uniforme diario dos, hay una sudadera, hay un cuarto uniforme (...), teniendo en cuenta que cada quien tiene esa libertad y de su expresión de género, contó Mujica.
Esta iniciativa incluye una serie de capacitaciones sobre prevención de Violencias Basadas en Género con los Comités Escolares de Convivencia de los colegios. El colegio El Destino está priorizado por lo que contará con un acompañamiento más cercano.
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