Por:
Karen Camacho
Zuley Ramírez
Sergio Cortés
Centro Cultural Popular Víctor Jara
Escuela de Medios sin comillas 2021
Desde la vereda Los Soches, hasta encontrarse con el río Tunjuelo, recorriendo la gran localidad de Usme, se encuentra la quebrada Yomasa…, pero bueno, ¿por qué hablar en tercera persona? Me encuentro yo en la quebrada Yomasa y esto es un poco de mi historia.
Para empezar Yomasa viene de un vocablo indígena Chibcha, el cual significa papa, batata o turma gruesa, ya que durante la época de la colonia aquí en Usme predominaba el cultivo de papa, por eso tengo varias raíces en mi nombre.
El señor José, habitante de Usme del sector El Bosque, recuerdo que por los años 80 sobre mis rocas y con mi agua, las personas que vivían a mi alrededor lavaban ropa, trastes, e incluso me usaban para bañarse y suplir otras necesidades esenciales.
En palabras del señor José, en el año 88 esa quebrada era una quebrada muy linda, muy bonita, las señoras iban a lavar a la quebrada porque acá, es decir, no teníamos agua domiciliaria, afirma.
Además de no tener agua domiciliaria, tampoco tenían la forma de cruzar de un lado a otro mi rivera, y les cuento, por los años noventa yo era muchísimo más caudalosa. Así que la única solución de la comunidad fue construir un puente en madera, el cual fue bastante funcional, bueno, al menos mientras estuvo en pie. Tiempo después, se hizo uno de concreto. Ese aún sigue funcionando, aunque creo que ahora ya no hace tanta falta.
Se olvidaron de los paisajes y momentos bonitos como las salidas familiares, los paseos de olla, las caminatas e incluso los días de pesca. Sí, se olvidaron de los recuerdos de infancia que algunos tuvieron gracias a mis aguas. Memorias que nacieron hace más de 40 años.
Para el año 89, pude ver como aún las vacas y los caballos venían a mis aguas cuando tenían sed. Era algo muy bonito poder observar cómo los muchachos que cuidaban a estos animales corrían tras ellos cuando se alejaban mucho. Entre estos muchachos se encontraba Nelson, quien actualmente es un docente, y aunque ya no habita en la localidad, estuvo en mis principios. Recuerda mi gran caudal y mis aguas limpias, de manera que cuenta sus anécdotas de forma muy entusiasta:
Cuando era la hora de llevarlas a beber agua, las llevábamos allá abajo, donde está la quebrada, y ellas tomaban agua y pasaban la quebrada, y ahí iban tomando su agüita, hacían como filita ellas, juiciosas… Y cuando uno las contaba y se había desaparecido alguna vaca, corra y búsquelas, y ande y búsquelas, hasta que las encontrábamos, cuenta el docente Nelson Marín, ex habitante de la localidad.
Recuerdo todavía al profe Danny, hace 37 años que está aquí, y como él mismo lo dice, cada día hay más construcciones a mí alrededor, lo que genera que cada día mi agua baje más contaminada. Entonces yo me pregunto ¿los actores principales de mi contaminación son las urbanizaciones y asentamientos que se ubican a mí alrededor? ¿Me utilizan de vertedero de basuras por falta de conciencia o es que simplemente la comunidad ya no necesita de mí agua? ¿Habrá una ley que prohíba la construcción cerca de mis riberas?
Y lo más raro de todo es que según el Acuerdo 5 de 1994 del Concejo de Bogotá, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de la ciudad es la responsable de las rondas y zonas de manejo y preservación ambiental del sistema hídrico, en las que, según el Acuerdo, no se permitirá ningún desarrollo urbanístico, y se estimulará la reubicación de los existentes.
Lo único que he visto como real transformación es que cada día hay más construcciones al lado de la quebrada,… allá en el barrio Bellavista realmente la mitad del barrio no existía, y el colegio Chuniza tampoco existía. La quebrada, esa rivera era libre, el único cambio que de verdad ha tenido es que tiene más construcciones, afirma el docente Danny Rojas del Colegio Ofelia Uribe de Acosta.
Mis aguas se vienen manchando de colores oscuros y malos olores y esto me afecta de manera directa, además, las personas que me rodean también corren el riesgo de verse afectados. Como el profesor Danny nos contaba, este tipo de factores socioambientales pasan a un tercer plano y cada vez puedo notar cómo pierden el interés por mí y mi estado actual de deterioro. El foco de enfermedades que se acumulan, la proliferación de algunos animales que se evidencia en mi agua y en la flora que abunda sobre y dentro de mí, es el pan de cada día.
Hace aproximadamente cinco años, noté que empezaban a acercarse a mí a realizar unos estudios acerca del estado en que me encontraba, cosa que me llenó de alegría y esperanza. Hablaron del impacto frente a los recursos naturales que me rodean, también mencionaron que la llegada de nuevas personas desplazadas sumado a la falta de conciencia ambiental de quienes conviven conmigo, era un detonante para que mi estado no mejore. Todo lo anterior, disminuye la oportunidad de que mis aguas tengan un importante valor para las personas de mi alrededor.
Edna es una docente del Colegio Ofelia Uribe de Acosta que se ha manifestado para que mi estado mejore. Con ayuda de estudios internos, como la realización de una cartografía social, entendió que para generar una posible solución a mi problemática se necesita el apoyo de muchas personas, todas con el mismo objetivo: trabajar colectivamente en busca de mi recuperación.
En ese sentido, Edna afirma que el grado de contaminación de la quebrada es alto, pero aún se pueden hacer cambios significativos y para esto se necesita inversión, apoyo del Estado y gente proactiva, gente ¡berraca! que quiera hacer cambios por el ambiente y por la condición de vida diferente. Considera que no podemos seguir arrastrando nuestros recursos naturales.
Por otro lado, el docente Nicolás tiene conocimiento acerca de las transformaciones que he tenido en los últimos años a causa de distintos factores, entre los cuales nombra los procesos de industrialización de las actividades agrícolas, así mismo la contaminación por agroquímicos, etc.
La quebrada ha sufrido transformaciones desde los años 1947, para acá… y dependiendo del sector de la quebrada también puede tener contaminación por agroquímicos de la actividad agrícola de algunas zonas de cultivo que permanecen o que están cerca de la ronda de la quebrada, cuenta Nicolás.
Sé que muchas personas creen que no me puedo recuperar y creen que no tengo futuro. Solo una intervención directa del Estado en la que se pueda poner en marcha un plan que cambie estas ideas, me ayudaría a mejorar mi estado actual.
Algunos docentes de instituciones cercanas solo pueden influir en las nuevas generaciones a través de procesos de educación ambiental donde les enseñen a los y las jóvenes la importancia de poder conservarme en el mejor estado y de no generar más contaminación de la ya tengo. También es necesario que haya un proceso de apropiación y cuidado territorial, no solo de mis aguas sino de todos las zonas verdes presentes en nuestro alrededor.
Solo espero que, ahora que conoces un poco de mi historia y de los procesos que he tenido en el transcurso del tiempo, puedas entender lo importante que es actuar para lograr una recuperación parcial de mi ronda, mis piedras, mis recursos naturales y sobre todo mi agua, que como pudiste leer, no es solo mía sino de todos y todas.
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