Mayra Luisa Zabala y su búsqueda de regularización en Colombia

10 mayo de 2023
6 minutos

Por:

Mayra Luisa Zabala

Escuela de Medios sin comillas

2023

Ciudad Bolívar

En el primer semestre del año 2022, se observó en Colombia un incremento importante en el número de personas refugiadas y migrantes de Venezuela que emprendieron varios movimientos sucesivos; tales como, el tránsito por tierra  y caminos verdes, el paso fronterizo ilegal y los senderos guiados por coyotes. Las dinámicas de cierres fronterizos y los distintos requerimientos de visas hicieron que estas personas se vieran en la necesidad de exponerse a diversas formas de daño físico, explotación y abuso en sus recorridos.(R4V agosto 2022) 

Una de estas personas es Mayra Luisa Zabala, mujer venezolana originaria del Estado de Trujillo, municipio de Sabana de Mendoza, tiene 28 años y llegó a Colombia hace cinco años, exactamente en el 2017. Mayra salió de su país debido a la crítica situación socioeconómica, la dificultad de conseguir trabajo y de tener acceso a mejores condiciones de vida para ella y sus dos hijos. En búsqueda de un nuevo rumbo dejó al cuidado de su madre a Giancarlo de 7 años,  y a Yised de tan solo un mes de nacido. 

Mayra vivió un año completamente sola en Colombia, luchando para poder sostener a su familia en Venezuela. Tras un largo tiempo de no poder ubicarse laboralmente, empezó a vender tintos en la calle gracias al consejo de una amiga. No fue fácil, pues no tenía la plata para comprar un carrito, unos termos y varias bolsitas de café que eran el punto de partida. Sin embargo, Miguel, quien la recibió en su casa en aquella época, le prestó 250 mil pesos con los que compró diez termos y el café, el carrito, lo consiguieron casi que regalado en la chatarrería de Tunjuelito en Bogotá.

 Empecé a vender tinto porque es un trabajo que me generaba un ingreso y no conseguía trabajo fácilmente, entonces me paraba a las cuatro de la mañana, hacía el tinto y salía a las 6:30 de mi casa y ya a las 10:30 regresaba a mi casa. A veces eran días buenos como a veces días malos, pero ahí le hicimos…


Mayra en su trabajo


En 2018 Mayra logró enviar 500 mil pesos para traer a su mamá y a sus dos hijos.La familia se reunió y vivió en Colombia hasta octubre de 2019, cuando tuvieron que volver a Venezuela, pues Mayra esperaba a su tercera hija. Debido a la falta de información sobre la regularización de su situación migratoria, según relata Mayra, se le presentaron un sinnúmero de obstáculos para poder dar a luz en Colombia. En el Hospital Meissen de Bogotá le negaron el servicio debido a que no tenía EPS siendo migrante.

Me ha tocado irme a Venezuela a parir y venirme al mes para acá, cuenta. 

Durante el viaje de regreso se presentaron varias eventualidades. Mayra, con su energía juvenil y sonriente, cuenta de manera muy divertida el momento en el que pudo salir de Venezuela hasta con su abuela. El viaje, esta vez en motocicleta, inició en Sabana Mendoza de Venezuela hasta el pueblo venezolano conocido como la Fría y duró seis horas aproximadamente. De ese punto hasta Aguas Claras soportaron las trochas en motocicleta por tres horas más, y finalmente toda la familia tomó un bus hasta Cúcuta, ya en territorio Colombiano. 

Mi esposo trabajaba en la bomba y entonces él le llenó el tanque a mi papá de gasolina para que mi papá nos llevara hasta la Fría. Cuando llegamos a la Fría, que es territorio venezolano, tuvimos que pagar cinco motos porque yo me traje hasta a mi abuela, a mi sobrina, mis cuatro niños y mi mamá, mi esposo y mi persona, entonces unos tres en cada moto.

Al volver a Bogotá, llegaron nuevamente a la casa de su tío Miguel, quien se había mudado a la localidad de Ciudad Bolívar. En este punto, el objetivo de Mayra era claro, lograr regularizar su situación dentro de Colombia para así establecerse y gozar de los derechos que le habían sido negados hasta ese momento, incluida la educación de sus hijos.

Para esa época, su tío recibió información de una persona cercana que le contó que conocía cómo realizar el trámite, según cuenta Mayra, esta persona le dijo que trabajaba para la Organización Internacional para las Migraciones - OIM, una organización no gubernamental que ayuda a las personas migrantes en su proceso de regularización y garantía de sus derechos humanos en otros países. Debido a esta conexión, pudo, junto con algunos de sus familiares, gestionar su Registro Único de Migrantes Venezolanos – RUMV. 

Sin embargo, al parecer esta persona era un tramitador ilegal que le pidió 45 mil pesos por cada integrante de su familia. La falta de información la hizo caer en la estafa. Un año más tarde, para generar el RUMV de su hijo de 11 años, tuvo la oportunidad de asesorarse con una fundación en la que el equipo jurídico le brindó información para el trámite y donde le informaron que dicho servicio era gratuito y que además podía hacerlo por su cuenta. 

Hoy Mayra mantiene una actitud aguerrida con la vida y por eso cada mañana sale a trabajar en su venta de café por las calles de la fría Bogotá. Siente que a pesar de todas las dificultades, estar en Colombia le brinda una mejor oportunidad de vida para ella y sus hijos. Y al preguntarle qué mensaje le daría a otras personas que cómo ella migraron desde Venezuela a Colombia, muy segura responde que deben tratar de regularizar lo más pronto posible su situación dentro de Colombia. 


Este artículo fue posible gracias al apoyo del pueblo de los Estados Unidos a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido de este artículo es responsabilidad de Pact, Internews y la Escuela de Medios sin comillas y no necesariamente refleja el punto de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

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